A veces la vida te sorprende en los sitios más insospechados y hete aquí que el fin de año nos pillaba en Paris.

Llevaba 5 años seguidos corriendo con mi chavalico Pablo (hoy 13 añacos), la clásica San Silvestre que tenemos en Zaragoza, fue Pablo el que me comentó que este año no la íbamos a poder correr. Inmediatamente pensamos en Paris, ¡¡¡ Nos apuntamos a la Sansil de París !!! Algo tan sencillo como buscar el web de la carrera en internet y apuntarnos, peeeeeero, resultó que en Paris no hay tradición San Silvestril, nuestro gozo en un pozo.
A menudo tardamos en caer en soluciones obvias, esta vez tardamos un rato, si no hay San Silvestre en Paris se organiza, punto y pelota y así surgió la 1ª San Silvestre Parisina.
Bien, bien, bien, puestas las bases y ya muy decididos resulta que Nochevieja no nos pilla en el mismo Paris sino en un punto a las afueras cuyo nombre no quiero pronunciar y el cual, los que tengáis chavales a vuestro cargo, conoceréis de oídas. A ese sitio yo lo llamo el Peaje de Paris.

Día D: abandonamos el supradicho sitio a las 16 horas dando saltos de alegría como si de un campo de concentración huyéramos. Vamos a nuestro apartamento de alquiler y comenzamos el ritual carreril.
Ropa deportiva, abrigo para el trayecto a Paris y para el final de la prueba, mochila para llevarlo durante la carrera (la organización -o sea nosotros- no había pensado en consignas), gorros, guantes, dorsales (el 1 y el 2). De esta guisa salimos del apartamento rumbo a Paris y..., primera sorpresa, transporte gratuito hasta las 12 de la noche, sin duda una deferencia de la empresa de transportes parisina con su primera San Silvestre. Vestidos de corredores montamos en el RER durante 35 minutos hasta la estación de Opera, la gente nos miraba con extrañeza, pensamiento: "ya os iréis acostumbrando en próximas ediciones cuando este tren vaya a tope de corredores y muchos disfrazados".

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Bueno, ya estamos en Paris, como organización pensamos que lo mejor era comenzar la carrera a los pies de la torre Eiffel, es decir, en los campos de Marte. Nos despojamos de nuestra ropa de abrigo, hacía bastante biruji, la metemos en la mochila, fotos de rigor, mochila al hombro y comienza la prueba. Empezamos disfrutando del entorno, ritmo bajo, pasamos por debajo de la torre en dirección al Sena, foto de rigor. Seguimos por la ribera del Sena y nos empieza a sobrar el cortavientos, nos lo quitamos y gozamos de un buen tramo a buen ritmo de carrera hasta el puente de Alejandro III, que era por donde la organización decidió que había que cruzar el Sena, al otro lado del puente nos esperan el Grand Palais y el petit Palais y más allá Les Champs Elysees, fotos de rigor y reprimenda de Pablo "Papa, esto no es serio", le indicó que llevamos suficiente ventaja a nuestros perseguidores y que podemos permitirnos parar a hacer fotos, no le convence. Decía, Campos Elíseos y trote trote hasta la plaza de la Concordia con su obelisco de 3000 años viendo dos locos pasar a su lado corriendo, uno de ellos con una extraña veggiseta. Jardín de las Tullerias CERRADO, ¿por qué cierran los jardines por la noche en Francia? ¿No es Paris la ciudad del amor?, no importa, la organización tiene plan B y bordeamos dichos jardines por el lado del Sena hasta llegar al Arco de Triunfo Carrusel, al fondo el Louvre, nos pasamos Paris por el Arco del Triunfo.... Carrusel y llegamos hasta la pirámide del Louvre en medio de una plaza espectacular, ¿qué pinta esa pirámide de cristal en medio de esa fantástica explanada frente al Louvre? No importa, no estamos para polémicas culturales, estamos corriendo una carrera profesional, fotos de rigor, abandonamos el Louvre hacia el Sena otra vez. Ribera del Sena, ahora ya tramando la estrategia para el esprint final, Pablo va sobrado, convenimos que el fin de carrera estará al final de la pasarela Solferino que desemboca en la Asamblea Nacional y el museo de Orsay. Le propongo una última foto como estrategia para ganarle al despiste, no cuela y me tengo que resignar a su mejor condición de esprínter. Al final 7,5 kms y segundo puesto, no está mal considerando que era yo el que llevaba la mochila, tentado estuve de castigarlo sin cenar.

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Participantes en la 1 San Silvestre Parisina (todos)

Saludos al público, ropa de abrigo, cerveza y limonada para celebrarlo y a tomar el tren de vuelta, esta vez me temo que las miradas extrañadas de la gente en el tren tenían que ver con el olor y no con la ropa que portábamos, desde aquí nuestras disculpas. La organización no tuvo tiempo de pensar en unas duchas al término de la prueba, se limitaron a ofrecer un baño en el Sena cosa que rechazamos de plano.

Eran casi las diez de la noche, comenzaba a llover, llegamos al apartamento con una sonrisa de oreja a oreja, habíamos corrido la San Silvestre de Paris, inscripción y transporte gratuitos, recorrido de lujo (como si lo hubiéramos pensado nosotros mismos), habíamos paseado la veggiseta por Paris, nos habíamos reído de lo lindo con alguna anécdota inconfesable y habíamos disfrutado del último día del año. ¿Se puede pedir más a una carrera?

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