Hoy tenemos con nosotros a una veggierunner km 0. No porque ese sea su kilometraje semanal, sino por sus cualidades: auténtica, de calidad y cercana. Diana Alonso fue la pionera de los veggierunners en Asturias, y desde allí se ha prestado a contestar algunas preguntas para la Unión Deportiva Vegana.

UDV: ¿Qué fue antes, la veggie o la runner?

Fui antes veggie que corredora. En realidad no empecé a practicar ningún tipo de deporte hasta los veintitantos, y al principio sólo de forma esporádica: alguna clase en el gimnasio, un poco de pesas… Descubrí el yoga hace siete años y eso me llevó a acercarme al vegetarianismo e informarme acerca de él. No fue hasta el 2012 cuando empecé a tomarme en serio esta locura de salir a correr.

La verdad es que mirando hacia atrás sí que he recorrido un largo camino desde la niña gordita a la que se le daba fatal cualquier disciplina que intentaba (sin mucho ahínco, todo hay que decirlo) hasta la adulta a la que le gusta probar cosas nuevas y sentir el cuerpo activo, fuerte y funcional. Como ha sido un proceso gradual no soy muy consciente de ello hasta que me paro a pensarlo. O hasta que el Facebook me recuerda las fotos de hace unos años y veo lo hecha polvo que estaba a mis veinte, jajaja.

UDV: ¿Qué esperabas de la UDV? ¿Por qué te afiliaste? ¿Cumplió esas expectativas?

Descubrí la página de Facebook de la UDV a través de Forovegetariano y me pareció que realizaban una labor fantástica: hacer llegar a quien quisiera enterarse que ser vegetariano no está reñido con correr y ser muy bueno en ello. ¿Qué más pruebas se necesita para demostrar que se trata de una alimentación sana y equilibrada que ver la carga de esfuerzo que llevan adelante determinados veggies sin que haya consecuencias negativas de ningún tipo?

Encontré un ambiente fantástico en el grupo y muchísimo apoyo cuando más lo necesitaba, esto es, cuando empezaba a correr y no sabía cómo hacerlo. La cuota es muy asequible y quise contribuir con mi granito de arena.

Está claro que a lo largo de los años la UDV cumplió mis expectativas y muchas más.

UDV: ¿Asfalto o monte?

¡Ambos! ¿Por qué escoger? Quiero puntualizar que mi opinión la doy desde mi perspectiva de corredora con tiempos muy discretos, que acude a las carreras con ánimo de acabarlas y que nunca ha pisado un pódium y difícilmente lo hará. Así, en mi caso lo tengo claro: el asfalto es duro y exigente mentalmente; el monte es disfrute de los sentidos pero requiere un físico potente.

Durante la época en que corría con constancia y mejoraba mis tiempos disfruté mucho las carreras de asfalto. Ahí sólo estás tú y la carretera. Y el reloj. Pasan los km y los minutos y debes valorar en cada punto cómo te encuentras, si llevas el ritmo correcto, si aguantarás así hasta el final. Resulta muy gratificante y agotador mentalmente. En mi caso llegó un punto en el que me obsesioné con los tiempos y me frustraba no bajarlos. Fueron momentos durillos que sólo solucioné (en parte) aparcando el reloj y corriendo por sensaciones.

El monte es otra historia. He participado en diversos trails por Asturias y en el Caldelas Vegan Trail, en Galicia, el primer y único evento vegano de estas características de toda España. El hecho no ir pendiente del reloj y poder caminar cuando las cosas pintan demasiado “pindias” (cuestas) me permitió descargar de presiones la cabeza, por lo que disfruté de todas y cada una de las carreras de monte en las que participé. Por contrapartida, diría que en ellas fue cuando más cuenta me di de la mala forma que tengo: es muy frustrante llegar a una pendiente y que con sólo caminar la respiración esté agitadísima y las pulsaciones se disparen como locas. Es por eso que creo que hay que estar muy fuerte para hacer una carrera de monte y hacerla bien.

En resumen y bajo mi experiencia personal, diría que asfalto para poner a prueba la mente, monte para poner a prueba el cuerpo.

UDV: ¿Fesoria o tractor?

Mi vena patriótica te diría que fesoria, pero sólo de pensar en el trabajo que da moverla me entra un pereza infinita, así que va a ser que me quedo con el tractor…

Fuera bromas, realmente me siento identificada con el movimiento del “tractorismo running”, iniciado por Ángel “@Contadordekm”, en el que habla de sí mismo como de un corredor duro, fiable y lento. Yo no sé si soy muy dura, pero lenta un rato. También fiable, si nos fijamos en que jamás me he tenido que retirar de una carrera y en que no me he lesionado nunca hasta ahora (toco madera). Aquí os dejo su carta fundacional por si le queréis echar un vistazo:

https://contadordekm.com/2014/01/27/tractorismo-runner-carta-fundacional/

Ah por cierto, lo de que no me he lesionado nunca creo que es una combinación de tres cosas: la primera es que corro lento, la segunda es que soy muy reservona, así que nunca hago mucho el cabra, más bien al revés, sé que no doy todo lo que podría dar porque mi cabeza me frena antes. Y la tercera es que simplemente he tenido suerte.

UDV: ¿Competir o disfrutar?

Hay tiempo y ocasiones para todo. Desde que tuve mi pequeña crisis con el reloj y con los ritmos reajusté un poco mi visión de este mundo. Ahora sólo participo en carreras para disfrutar. Pero cuando mis circunstancias personales me permitan retomar los entrenos con constancia sé que voy a querer competir de nuevo y que me marcaré metas nuevas y tiempos concretos.

Entiendo que todo depende de los momentos y circunstancias por los que atraviesa uno. También considero que cambiar entre ambas perspectivas a temporadas puede ser sano para la cabeza y para el cuerpo.

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UDV: Siempre dispuesta a aprender, ¿qué te enseña correr?

Correr es una enseñanza de vida.

Cuando empecé, mi meta era “aguantar” media hora seguida sin tener que parar a caminar, algo que veía imposible ya que me congestionaba y respiraba cual fumadora asmática a los 3 minutos de reloj de empezar a trotar.

Al poco tiempo pensé en tirar la toalla, pero una conversación con una buena amiga me hizo darme cuenta de que en realidad estaba huyendo: no se te da bien correr, pero ¿lo intentas con todas tus fuerzas? ¿Entrenas lo suficiente? Hay gente que consigue correr de una forma más o menos fácil y que progresa rápidamente. A mí me cuesta mucho, no tengo una habilidad innata para ello, pero si no lo lucho, si no soy constante, ¿cómo voy a mejorar? Así que me puse manos a la obra y realicé un trabajo mental para aprender a ser constante. Ahora mismo, y gracias a esos entrenamientos que me trabajé durante muchas horas (con sol, lloviendo, con heladas…) puedo decir que alcancé puntos que nunca habría imaginado. Y aunque sé que nunca llegaré a determinados niveles, mi forma física es infinitamente mejor que hace 15 años.

UDV: Es bien sabido que para ser veggierunner no hace falta correr, de hecho tú también eres veggieyogui y veggieboxer, ¿hay algo en común en estas disciplinas tan aparentemente alejadas?

Bueno, aquí debo decir que no practico las tres cosas a la vez, sino que va por temporadas, según el tiempo libre del que disponga y lo que me enganche en ese momento. Empecé practicando yoga, pero hace muchísimo que no hago rutinas ni asisto a clases, así que muy veggieyogui no se me puede considerar.

Por otro lado, sí que es cierto que yoga, boxeo y correr, a simple vista, no tienen mucho en común. Como hilo de unión entre ellas se podría decir que en las tres disciplinas debes ser muy consciente de tu cuerpo y de cómo se encuentra en cada momento: el control postural es fundamental para evitar lesiones y mejorar el rendimiento. Creo que la consciencia corporal y postural es lo que más me atrae de todas ellas.

Como resumen, puedo decir que correr me ha dado disciplina mental, el yoga calma y consciencia y el boxeo disfrute y descargas brutales de adrenalina.

UDV: ¿Es alguno de estos deportes especialmente difícil para una veggierunner?

Desde el punto de vista nutricional, absolutamente no. Planificando de forma adecuada la ingesta necesaria para cubrir la carga de deporte que se realice, no hay mayor diferencia entre un vegetariano y uno que no lo es.

En otros aspectos sí puede resultar complicado. Pienso ahora mismo en los guantes de boxeo, que prácticamente no se fabrican con tejidos sintéticos porque no soportan bien los golpes. Hay mucho camino que recorrer en determinados aspectos y hacen falta más voces demandando alternativas.

UDV: Carlos terminaba su entrevista recordando el libro de Scott Jurek que se tradujo al castellano como Correr, comer, vivir, ¿cómo están relacionadas para ti estas tres cosas?

Para mí las tres cosas están íntimamente relacionadas entre sí. Correr me hace sentir viva. Alimentarme sin que otros seres deban morir o sufrir por mi causa me hace sentir más viva aún.

Desde mi perspectiva de la vida entiendo que llevar una alimentación vegetariana se trata de una cuestión de justicia. Justicia con los miles, millones de animales que son masacrados a diario, con el planeta entero, al que agotamos sistemáticamente e incluso con el resto de seres humanos que están aquí.

Correr, comer, vivir, por supuesto. Pero todos.

UDV: Disfrutar corriendo y disfrutar comiendo, ¿por qué te gusta tanto fotografiar lo que comes?

Sé que mi costumbre es altamente irritante para muchas personas de mi entorno, pero hacer fotos de aquellas comidas que disfruto y subir reseñas y comentarios en las redes sociales forma parte de mí ser.

Me encanta cocinar, aunque ahora apenas tengo tiempo, y sigo a muchas personas que comparten sus creaciones. Me inspiran mucho para comer más variado, así que yo hago lo mismo.

Por otro lado, quiero mostrar que se puede comer sabroso, sano y vegetariano. Muchos de mis alumnos me siguen y me comentan cosas. Incluso he recibido algún mensaje privado de gente interesada en mi alimentación y que me pregunta cositas sobre cómo cocinar ciertos alimentos. Creo que es importante normalizar nuestra condición de vegetarianos y parte de ello pasa por mostrar que no sólo de lechuga vive el veggie.

UDV: ¿Por qué enganchan los veggierunners?

Lo que más destaco del grupo es el ambiente en general. Hay siempre una palabra de ánimo para el que empieza, para el que se lesiona, para el que está a punto de tirar la toalla. No se emiten juicios de valor, gente que tiene unas marcas increíbles y que hace cosas asombrosas se alegra de corazón cuando consigues acabar una carrera a ritmo de tortuga. Creo que todos entendemos que correr es un desafío eminentemente mental y que luchamos contra nuestros demonios (o huimos de ellos) cuando corremos. Y eso se merece todo el respeto del mundo.

UDV: ¿Cuándo conseguiremos en Asturias tantos socios de la UDV como en Zaragoza?

Con toda la penita de mi corazón tengo que decir que veo ese futuro muy improbable… ¡Nos falta un Carlicos en Asturias! Es una persona maravillosa que se mueve y agrupa a su alrededor a un montón de personas.

La verdad es que ser vegetariano en Asturias va resultando cada vez más sencillo pero aún es complicado. Estamos en una comunidad con una relación pelín anómala con la comida. Aquí todo, y digo todo, se celebra comiendo y bebiendo, es algo cultural. Se come mucho y muy mal: carnes rojas, quesos, lácteos. No hay cultura de la huerta. En zonas del mediterráneo puedes encontrarte aunque sea algún entrante o incluso primeros platos que son vegetarianos sin necesidad de adaptación. Aquí eso es impensable: hasta las ensaladas llevan productos animales.

En cuanto a deportistas, hay muchísimos en Asturias e incluso con unas marcas muy buenas no siendo profesionales. Pero los vegetarianos que yo conozco no suelen practicar deporte...

Así que nada, yo por mi parte seguiré publicando fotos de comida y carreras en mi Instagram (@diana_eat_and_run para el que quiera verlo, jajajajajaja), a ver si consigo una alienación masiva de asturianos carnívoros y sedentarios. Y seguiré luchando y esperando por un futuro mejor para todos los seres vivos que habitamos este planeta.