Estamos en los minutos previos a la salida del V Maratón de Zaragoza que este año, por las
obras del tranvía, sale del Parque Grande.
- ¡Oye tu!
Miro a mi alrededor y solo veo gente trotando y calentando, yo estirando, mi hija Ana
haciendo fotos, pero no sé quién me habla.
- ¡Eh! Que estoy aquí abajo, a tu lado.
- Alucino, un animal me está dirigiendo la palabra.
- Oye, ¿que estáis haciendo tanta gente por el parque?.
Intento respirar hondo, frotarme los ojos y le digo:
- Vamos a correr una Maratón.
- ¡Vale! ¿Puedo correr contigo?.
- Es que no me gusta correr con liebre.
- Oye chaval, que no soy una liebre, ¡Soy un conejo!
- Vale, vale, perdona. Y ¿por qué quieres correr conmigo?.
- Porque me gusta tu camiseta, ¿Qué significa?
- Pues que pertenezco a un Club que nos gusta correr, somos vegetarianos y defendemos
a los animales.
- ¡Ves! Ya sabía yo que me gustaba la camiseta.
- ¿Puedo correr contigo?.
- Bueno, con el cierzo que hay, no me vendrá mal algo de compañía. ¿Cómo te llamas?
- Me llamo Rabi Co.
- Encantado Rabi Co, yo me llamo Carli Cos.
Pum! El pistoletazo de salida me vuelve a la realidad, comienzo a correr y no veo a ningún
conejo a mi alrededor. Pensé que estaba delirando.
Los primeros 12 kilómetros transcurren por el Parque, el recorrido es ameno pero el viento
nos avisa de que va a ser duro, muy duro.
Antes de salir del Parque, una voz me llama:
- ¡Carlicos, que estoy aquí!.
Miro y descubro al conejo que me llama desde unos arbustos.
-¡Soy RabiCo!, ya te has olvidado de mí. Me he pegado un susto de muerte en la salida
cuando he oído el disparo, pensé que iban a por mí.
-Je, je, no tranquilo, era el pistoletazo de salida, no lleva balas.
-Si pero por si acaso, yo me escape pitando, ¿qué tal vas?.
- De momento bien, vamos a salir del parque dentro de un kilómetro y nos metemos por
Zaragoza.
Seguimos juntos en animada charla y llegamos a la media maratón en 1h y 42”.
- Mira RabiCo, este rio es el Ebro, y lo vamos a pasar siete veces por sus puentes.
- Muy chulo todo, pero ¿este aire es normal?
- En Zaragoza si, le llamamos cierzo y hoy está soplando de lo lindo. En la tele han dicho
que habría rachas de 90 km/h. Si te quedas a vivir por aquí ya te acostumbraras.
- ¿Sabes cómo nos llaman a los de Zaragoza?
- ¿Como?
- ¡Cheposos!, porque siempre que hace cierzo vamos encogidos, je, je.
Tanto hablar, tanto hablar, he perdido un poco el ritmo y en el kilómetro 34, noto un ruido,
una marabunta, un rugir de pasos, ¡llega la liebre del 3’30” y su sequito al galope!.
Me succionan, es una agradable sensación, me noto arropado, un poco protegido del aire.
Intento seguir su ritmo pero me resulta costoso. Los veo marchar, los veo irse. Empieza el
sufrimiento de verdad.
- Quienes eran esos, pregunta RabiCo.
- Son los corredores que quieren hacer 3h30” y llevan delante a un profesional que les
marca el ritmo en todo momento, les llaman liebres. En este Maratón hay liebres para
2h 45”, 3h (Martin Fiz), 3h 15”, 3h 30”, 3h 45” y 4h.
- Guay, a mí no me caen muy bien las liebres, son unas creídas, pero…….
Voy a dejar de hablar, tengo que concentrarme en el esfuerzo final, tengo que volcar toda mi
ya escasa energía, pese a los geles que me he tomado cada 10km, en conseguir llegar a meta
cerca del tiempo y pese al tiempo.
Km 36…..37…..38……39………40 pasando el Pabellón Puente de la Expo………41……. ya se ve la
meta…..un último esfuerzo, aumento el ritmo, intento sonreír, llegada con agradecimiento al
cielo, paro el crono……..3h 33’ 33” ¡¡Que gracia!!.
Busco a mi familia, los encuentro, me abrazan, me tapan con una manta isotérmica, me
miman. Les pregunto:
- ¿Y el conejo?
- ¡Anda tira!, vamos al coche que estas delirando.