Me tumbo en el suelo.
Estoy en el km 81 y hace rato que me cuesta andar. Casi no puedo mover las piernas.
15 minutos y sigo.
Ante mi está la subida al Montsec. La última subida importante que me queda.
Un kilómetro vertical.
Después, unos pocos kilómetros de pista rompe piernas, el último avituallamiento, y la bajada a meta situada en Àger, un pueblo de esta sierra.
Falta poco y yo con una “pájara”.
Tengo que gestionar esto.
15 minutos. Solo 15 minutos
Es la hora. Me levanto y empiezo a andar poco a poco.
Y poco a poco voy avanzando siguiendo las balizas de la carrera.
Poco a poco voy ganando altura y poco a poco me voy recuperando.
Sin darme cuenta, estoy a mitad de la subida.
Respiro hondo. Huele bien.
¿Alguien me puede decir por qué huele tan bien el monte en esta tarde de abril ?
Busco a mi alrededor. Debe ser la flor del boj.
Aprieto los puños y sigo andando hacia la cumbre.
Calculo que me debe quedar una hora hasta arriba, y una hora es lo que tardo en llegar.
Antes, rocas, paredes casi verticales, cuerdas para subir.
Llego a través de una grieta que parece el paso entre dos mundos.
En la cumbre, aire, lluvia y niebla.
El tramo de pista lo hago andando y solo corro en la última bajada que llega al avituallamiento.
- ¡¡¡¡ Ezeeeeeee !!!!
Divina no falla. Allí está esperando hace rato.
Los pocos voluntarios que quedan me aplauden a medida que me acerco.
Parece que aquí el viento y la lluvia han hecho estragos. El viento les ha doblado algún hierro de la carpa y han tenido que recogerlo todo.
Según me han dicho, ha habido un momento que los corredores que estaban en el avituallamiento han tenido que coger las patas de la carpa durante un rato para que el viento no se la llevara.
Los voluntarios me ofrecen de todo, casi hasta su vida, pero solo me como unos trozos de naranja que estaban casi flotando en una bandeja llena de agua de lluvia mientras hablo con Divina
Lejos queda la caída en el km 0,3, nada más salir.
Lejos quedan los momentos místicos a las 2 de la mañana desde lo alto del Montsec observando la oscuridad en el valle y oyendo el silencio de la noche.
Lejos queda la llegada a la parte más alta del Barranc del Bosc justo cuando la débil claridad del alba penetraba por sus paredes, quedándome absolutamente paralizado ante tan grandioso espectáculo.
Lejos quedan momentos y personas como Lluis del club Ultra Lleida, al que seguí el ritmo en las primeras horas de la noche, o Carme del mismo equipo que tiró de mí en la subida a Sant Alís marcando un ritmo infernal. O como Aitor y Miquel con los que hicimos durante un montón de kilómetros un equipo indestructible.
Tod@s ell@s auténtic@s ultrarunners !!
Todo parece que sucedió hace tiempo pero en realidad ha pasado en la misma carrera que todavía estoy corriendo.
Y ahora solo me queda la bajada.
Después de tener cuidado de no resbalar por las rocas mojadas llego a la pista que lleva a meta. ¡Ahora sí parece que lo he conseguido!
Solo queda pista en bajada y la meta.
Y después de tantos kilómetros resulta que yano me cuesta correr, parece que vaya volando hacia la meta. Y me acuerdo de aquella canción de Extremoduro:
“Voy que ni toco el suelo
Y he espantao hasta las nubes
No sé si son tus besos
O este tripi que me sube”
Pero las nubes no se han ido. Sigue lloviendo. Llego al pueblo. Solo unos metros.
¡¡¡ Meta !!!
Lo he conseguido.
No hay música, no hay fotos, no hay espectadores, solo lluvia…..
….y Divina y mi hermano José Ramón esperándome en meta….
….Suficiente !!
Hace muchos años se abrió un círculo
Cuando yo era un quinceañero y mi hermano me metió en esto de correr.
Muchos años corriendo por estas tierras del Montsec.
Muchos años corriendo, y Divina siempre animando
Mi pasión correr, mi tierra el Montsec.
Por eso esta era mi carrera.
Divina y mi hermano no han faltado a la cita.
Y hoy se ha cerrado el círculo.
En esta tarde de Abril.
Montsec Salvatge
MUT rules
GO VEGGIERUNNERS !!!