El domingo 12 de enero participé en la carrera Mar i Murtra de Blanes (Girona). Una carrera de 20,7km muy chula y durilla con un recorrido que combinaba asfalto y montaña.
Esta era una carrera que me había propuesto como un reto personal. Uno de esos retos que me voy poniendo de vez en cuando. Quería probar a hacer una distancia de 21km después de estos 8 meses que hace que empecé a correr. Era una distancia que no había hecho hasta el momento, ni siquiera en un entreno. Como mucho había hecho 15km, y sólo una vez. Así que me lo planteaba como una especie de desafío.
Reconozco que, antes de empezar la carrera, tenía una mezcla de sensaciones entre exaltación e inquietud. Prueba de ello es que tuve que utilizar los lavabos portátiles que había allí instalados tres veces en los últimos 15 minutos antes de la carrera.
Pero vamos a la carrera. Quedan un par de minutos para empezar y me coloco en las primeras filas de salida. Eso hace que me pase bastante gente durante los primeros kilómetros. Pero tiene una explicación, me puse delante para que la gente, al ir pasándome, viese la camiseta de los Veggierunners. Estrategias de marketing, que le llaman.
Los primeros seis kilómetros son bastante planos y los voy haciendo a un ritmo de entre 4:54 y 5:14. Es más rápido de lo que tenía pensado. Aunque me encuentro relativamente bien, bajo algo el ritmo porque sé que a partir del kilómetro 8 empieza la parte de montaña y lo voy a notar. Bajo a 5:25 para hacer el kilómetro 7 y 8. En ese punto me encuentro con el primer avituallamiento. Sin pararme, cojo una botella de agua y voy bebiendo. Me queda la duda de si tenía que haber cogido algún trozo de plátano para recuperar energías. Ya da igual, sigo adelante.
Empiezan las primeras subidas de la montaña. Ahí ya noto que me cuesta. Del kilómetro 9 al 16 voy haciendo unos ritmos de 6 y 7 minutos el kilómetro. Algunos tramos de las subidas los hago caminando a ritmo ligero mientras intento recuperar el aire en las zonas de bajada. Ya noto las piernas cargadas. En el avituallamiento del kilómetro 14 sí que me cojo un trozo de plátano.
Después del kilómetro 16 vienen casi dos kilómetros de bajada. No fuerzo mucho porque ya voy bastante justo de fuerzas, pero me sirven para recuperarme un poco.
A partir del kilómetro 18 vuelve de nuevo el asfalto. Noto los gemelos muy cargados. No sé si es por los calcetines de compresión que llevo o porque mis piernas ya me están diciendo: “Chaval, no te emociones tanto que estos ya son muchos kilómetros para tí!”. Pero pienso: “Venga, ahora es el momento del último esfuerzo, que lo que no hagas ahora ya no lo vas a poder hacer una vez acabada la carrera”.
Sigo adelante sabiendo que a 500 metros hay un par de subidas cortas pero intensas en las que me va a tocar sufrir. Hago una buena parte de ellas andado a paso ligero. Ya está, no quedan más subidas. El último kilómetro empieza con una buena bajada y luego una parte final de llano hasta llegar a meta. Tiempo final: 2 horas y 2 minutos.
Una vez ya en meta, bebo mucho líquido, que es lo que me pide el cuerpo, y me doy un bañito en la playa para refrescarme las piernas. Que me lo he ganado.