Aprovecho el bajón runner de estas fechas vacacionales para dejar constancia de la actividad montañera de Divina y Ana. Fué Divina la que el año pasado se atrevió con el Moncayo y la que con su ejemplo nos dió una idea que no llegó a cuajar pero que ahora Ana recupera. Se trata de intentar elevar a lo más alto nuestras camisetas o por lo menos darles un aire montañero sin necesidad de dejarse las piernas en una ascensión precipitada ni los morros en una bajada fugaz como suele pasar en las trail-running o carreras de montaña. Es interesante disponer de la oportunidad de pararse para gozar del paisaje y no sólo para tragar bocanadas de aire que a uno le faltan, o relajarse un largo rato en las alturas sin las prisas por bajar antes que el que te persigue. De eso, como podéis comprobar, nuestras chicas saben mucho.
Empecemos con Divina que además tuvo el detalle de mostrarnos su "menjar". Según comentó en su día:
"La ascensión tampoco es que sea muy dura. El pico tiene 2316 con un desnivel de poco menos de 700 metros en unos 6 km. Muy asequible, vamos. Y como hizo bastante fresco (por no decir frio) pues mucho más llevadero"
En la cima oteando el horizonte:
"El menú estaba super bien: pa amb tomàquet (no puede faltar nunca, jejeje) queso vegano, tofu de almendras y sésamo, escalibada, fruta fresca y nueces. ¿què más quereis? variado, sabroso, nutritivo y con poco peso :-P"
Rico, rico, ¡Hala, chuparos los dedos!!!
Y aquí Divina dando buena cuenta de ello... jo,jo, ¡qué envidia!
Recordad que para la marcha también podéis añadir unos dátiles, frutos secos, barritas de cereales o fruta desecada que son tentempiés ligeros y que os van a aportar energía. Por supuesto no hay que olvidar que hay que ir bien provistos de líquido o mirar si hay fuentes o manantiales de agua potable a lo largo de la ruta. 😉