Una vez me contaron la historia de 4 veggierunners y una perrilla que fueron a Carros de Foc.
Me contaron que llegaron a un refugio llamado Saboredo, en el que ser vegano era una cosa normal.
Salieron a hacer la ruta a primera hora de la mañana y se fundieron con el paisaje. Me contaron que allí no existen los kilómetros, y las distancias se miden en horas.
Que es un sitio donde la banda sonora es el ruido de las cascadas y el sonido de los ríos.
Me dijeron que más que correr tuvieron que saltar, que a veces tuvieron que subir a 4 patas unos bloques de piedra enormes, inventarse caminos entre mares de pedruscos, y que hay subidas que quitan el sentido.
Que la perrilla se bañaba en todos los lagos y ríos que encontró, y que no paraba de mover la cola.
Que descubrieron montañas… que estaban encantadas.
Y que cuando llegó la noche siguieron andando con los frontales, buscando los caminos entre ríos, rocas y árboles.
Y siguieron subiendo montañas.
Y al final me explicaron que, en medio de la noche, apagaron los frontales y descubrieron todo un circo de montaña lleno de lagos, iluminados por las estrellas y la luz de la luna.
Y que aquella noche, allí arriba sentad@s en el suelo, se dieron cuenta de lo pequeños que eran comparados con todo lo que habían recorrido.
Y que por fin llegaron al refugio y pudieron descansar un poco antes de volver a la vida cotidiana.
Pero me dijeron que, aquel día, mientras bajaban de las montañas, tod@s estaban pensando en lo mismo…..
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